DISCURSO DE PABLO VI CON MOTIVO
DEL IX ENCUENTRO INTERNACIONAL DE CAPILLAS MUSICALES

lunes, 14 de abril de 1969


¡Queridos Hijos!

Al término del noveno Encuentro Internacional de Capillas Musicales, que como todos los años habéis realizado en Loreto, llenando con vuestras poderosas polifonías ese lugar singularmente rico en encantos naturales y encantos espirituales, fue vuestro deseo volver al Papa, como hicisteis el año pasado, para manifestarle vuestro cariño, vuestro entusiasmo, vuestra adhesión a la Iglesia. Monseñor Aurelio Sabattani se ha hecho un buen intérprete de vuestros sentimientos: y le estamos agradecidos. Por tanto, os saludamos con gran benevolencia; y saludamos también con vosotros a los presidentes ya los grupos italianos y extranjeros de los "Pueri Cantores", que se han sumado al homenaje común de vuestro grupo, que es tan numeroso. Estamos muy contentos de encontrarnos aquí, entre vosotros, y de haber podido escuchar de nuevo vuestras voces , fundidas en el latido del canto que se convierte en oración: y mientras las escuchábamos, volvían a nuestra memoria las palabras de San Ambrosio, nuestro predecesor en la Cátedra de Milán, el gran impulsor del canto eclesiástico, comparaba el canto de su pueblo con la voz del mar, cuyo vasto murmullo es como un eco de los cantos de la asamblea cristiana, cuando los fieles, al repetir los cantos sagrados, parecen hacerse eco del armonioso bramido de las olas (cf. Exameron, III, 5, 23; PL 14, 178). También vosotros habéis ofrecido este magnífico espectáculo en los últimos días en Loreto, como ahora aquí, en la casa del Papa, que tanto os quiere y anima en la forma de participación en el culto que habéis elegido; sin duda una forma de ejercicio y de voluntad difícil, exigente, pero tan necesaria y preciosa para las necesidades particulares de la Iglesia, y tan rica para vosotros y para cuantos os escuchan con satisfacción espiritual: el canto sagrado, en efecto, séanos permitido citar una vez más al gran obispo de Milán, "es bendición de todo el pueblo, alabanza de Dios, honor del pueblo santo, consenso universal, dialogo común, voz de la Iglesia, profesión resonante de fe, devoción llena de dignidad, alegría de corazones libres, clamor de jovialidad, júbilo feliz. Se contiene de la dureza, te hace olvidar el problema, hace olvidar la tristeza. . . La voz canta para alegrarse, mientras la mente se entrena en profundizar la fe” (cf. Enarr. en Salmo, 1, 9; PL 14, 968).

SERVICIO NECESARIO

Comprendéis, pues, cuán grande y verdadera es la utilidad, incluso la necesidad, del servicio que prestáis a la Iglesia, a la asamblea de los fieles reunidos en torno al altar de los Sagrados Misterios. Y es por eso que hoy, aún sin volver a lo que ya tuvimos la oportunidad de decirles, hemos querido volver a recibirlos con toda la plenitud de nuestro amor paternal, y con la intensa esperanza que atesoramos en nuestro corazón : queremos daros las gracias. , también en nombre de toda la Iglesia, por mucho que hagáis a favor del canto sagrado, no sólo en la estela de la más noble y pura tradición, sino también siguiendo de buen grado los impulsos dados a la música sacra por el Concilio Ecuménico Vaticano II y por las preocupaciones actuales de la Sede Apostólica, a través de sus Dicasterios.

Como ya apuntábamos en la audiencia del año pasado, hoy se abre un vasto campo a vuestra actividad: "la Iglesia espera de vosotros, queridos hijos - dijimos - la creación de nuevas expresiones artísticas, la búsqueda de nuevas formas musicales, no indignas del pasado, mediante el cual las agrupaciones corales no deben sustituir al pueblo en la oración litúrgica, sino al contrario ayudar y apoyar su participación activa… Gran responsabilidad vuestra, digna de todos los esfuerzos más nobles» (cf. L'Osservatore Romano, 24 de abril de 1968). De hecho, la preocupación conciliar, como se destaca en el capítulo sexto de la Constitución sobre la Sagrada Liturgia, era validar el canto sagrado por todos los medios: promoviendo las scholae cantorum(n.114), y reconociendo el canto gregoriano como el canto propio de la liturgia romana, al que reservar el lugar principal (n.116), sin excluir sin embargo la polifonía cuando responde al espíritu de la acción litúrgica ( ib. ), y con el uso del canto popular religioso, para que en las diversas funciones "resuenen las voces de los fieles" (n. 118); y se subrayó sobre todo que la música sacra tiene su gran valor porque expresa más suavemente la oración, favorece la unanimidad y enriquece los ritos sagrados con mayor solemnidad (n. 112).

VIBRACIÓN MÍSTICA

¡Queridos hijos! Se han trazado pues allí grandes directrices, a las que, estamos seguros, las capillas musicales, aquí presentes, así como los numerosos y alegres grupos de los Pueri Cantores, tienen y tendrán escrúpulos en seguir fielmente, para el aumento de vida litúrgica también a través del canto sagrado. Pero vuestra presencia, tan significativa, tan prometedora, tan alentadora, no nos hace olvidar que las indicaciones de la Santa Sede y las normas del Concilio Ecuménico Vaticano II no se siguen siempre ni en todas partes hoy. Demasiadas bocas permanecen mudas, sin fundirse en el canto que es también gozosa confesión de fe en Cristo; demasiadas celebraciones litúrgicas quedan desprovistas de esa vibración mística que la música auténticamente religiosa comunica a las almas abiertas y sensibles de los fieles; alguna voluntad cuestionable se ha infiltrado a veces; mientras que el canto sagrado, que la Iglesia hace suyo, sigue poseyendo esa fuerza arcana y viril con que la Liturgia, manifestación visible de los misterios invisibles de la Redención y la Salvación, no sólo favorece la unión de los hombres con Dios, sino que es participación en el único, grande, eterno culto que el Espíritu y la Esposa rinden al Padre Celestial (cf. Ap. 21, 2-3; 22, 17), ofreciendo el sacrificio del Cordero inmolado, y uniéndonos al himno de alabanza perenne, que une la tierra al Cielo, y que en el cielo no tendrá jamás fin.

LOS GRUPOS DE «PUERI CANTORES»

Por lo tanto, eleven sus voces, queridos miembros de las Capillas Musicales; que resuenen vuestros timbres argentinos, queridos jóvenes de los grupos "Pueri Cantores", para alabar y hacer alabar a Dios en las acciones litúrgicas, animando con vuestra presencia atenta, preparada, discreta, dispuesta, piadosa, la vida espiritual y comunitaria de vuestras catedrales, vuestras parroquias. Vosotros sabéis cuánto nos importa el canto litúrgico, que, en la fría sordidez de un mundo congelado por el egoísmo y por los mitos actuales de incomunicabilidad y protesta, puede, insertado en su debido lugar al servicio de la Liturgia, cooperar eficazmente para que vuelva a brotar la chispa del entusiasmo, de la alegría, del fervor, y vivamos más intensamente en el amor fraterno, fundiendo los corazones al unísono en la alabanza de Dios, rompiendo las barreras que hacen al hombre de hoy indiferente a sus hermanos, y haciendo comprender mejor a las almas el auténtico espíritu eclesial, que es comunidad de propósitos, de intenciones, de obras.

Al repetiros estas vivas preocupaciones nuestras, estamos seguros de seguir sembrando una semilla, que no dejará de producir una muy feliz cosecha: vosotros sois los primeros frutos de la primavera. A vosotros, pues, nuestros mejores deseos, nuestro aplauso, nuestra invitación a continuar generosamente: que nuestra Bendición Apostólica os sostenga en el camino emprendido, que extendemos a vuestras familias, con la seguridad de que rezamos por vosotros, por vuestras capillas y por los que con tanto amor cuidan vuestro gusto musical y vuestra formación cristiana.

Queridos hijos francófonos, os repetimos Nuestro gozo al abriros Nuestra casa paterna. Estamos muy contentos con la parte que está tomando. jóvenes y adultos, en vuestras diversas comunidades cristianas, al son de la hermosa música sacra, que contribuye a elevar las almas a Dios ya glorificar al Señor. Sed vosotros mismos, no sólo con vuestra voz límpida, sino también con toda vuestra vida ardiente, testigos de Aquel que nos dijo: "Sed la luz del mundo" (Mat. 5, 14). En su nombre, de todo corazón, os bendecimos.

 

https://www.vatican.va/content/paul-vi/it/speeches/1969/april/documents/hf_p-vi_spe_19690414_cappelle-musicali.html

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